Una obra de mi autoría
UN TANGO
PARA TAGORE
Obra teatral en un acto.
Roque Vega
Escena final
(Monologo de Victoria)
¿Recuerda?
¡Usted lo dijo varias veces!
¡No
hay distancias!
¡Solo
existen, si nosotros las creamos!
¡Victoria!
¡El silencio nos acerca!
¡Las
palabras, muchas veces, son muros que alejan el encuentro!
¿Recuerda?
¡Aquella tarde, juntos recorrimos el camino hasta la estación de trenes!
¡Caminamos
lentamente bajo el dorado verano en París!
¡Aquí
tengo la carta! ¡Cómo no iba a venir…!
“Venga
pronto… antes que sea tarde…”
¡Estábamos
tomados por las manos!
¡Si,
conversamos largamente, junto al tren!
¡Aun
no había partido, cuando presentí la ansiedad del regreso!
¡No
había puente! ¡Nosotros lo hicimos! ¡Fuimos el sutil puente entre su inmensidad y la mía!
¡Si,
lo hicimos…! ¡Y hoy, hoy su nombre, fecundó mi tierra!
¡Es
extraña mi ciudad! ¡Y yo, más aun!
¡Niña
rica, caprichosa, desobediente! ¡Como dicen por ahí!
¡Pero!
¡Nunca
frívola! ¡Aunque en su momento, supe
jugar con ciertas vanidades!
¡Salté
cuanta convención social hubo en el camino!
¡Luché
para hacerme oír, en un mundo creado exclusivamente para hombres!
¡Luego,
llegó Usted! ¡Como salido de un cuento de hadas, de un lejano y mitológico
país!
¡Usted,
fue el bálsamo en la tormenta! ¡El refugio que me resguardó!
¡Ahora!
¡Un extremo y otro del puente entre dos mundos, despidiéndose en el andén,
bajo el luminoso cielo de verano!
¡Usted,
puente y bálsamo junto a mi herida!
¡Caramba!
¡El impaciente tren apura el adiós!
¡A diario
recuerdo! ¡Lo recuerda usted?
¡Los
prolongados almuerzos! ¡El delicioso té, mirando el río!
¡El
silencio de la tarde! ¡Y el último canto del pájaro en busca del nido!
¡Nuestras
discusiones! ¡Tantos temas…! ¡Infinitos
mundos en cada conversación!
¡Caramba!
¡Debo subir! ¡El tren apura la partida!
¿¡Recuerda
las barrancas!? ¡El leonino río presumiendo su inmensidad!
¡El
fresco de la tarde y el perfume a rosas!
¡Se lo obsequiaba todos los días! ¡Era lo único
que podía regalarle!
¡El
aroma de la lluvia sobre el pasto, la
reparadora sombra, las nubes que, empujadas por el viento desaparecían en la
inmensidad del horizonte!
¡Mire!
¡Aquí lo tengo! “Cántico del sol
Poniente” ¡Lo escribió allá, cuando la
distancia era presente, y su casa era la mía!
¡Cada
atardecer! ¡Al recorrer el parque en busca de su recuerdo, presiento en la
lejanía del paisaje, su vespertina canción, que
evita la noche!
¡Si! ¡A esa hora, cuando los pájaros cesan de cantar, salgo al parque…!
¡El
recuerdo de sus palabras, enciende una a una las estrellas!
¡Debo
subir! ¡El tren anuncia la partida! ¡Llevo
conmigo la carta. Leo una y otra vez el párrafo que me permite presentir el amanecer!
“Como
quisiera encontrar nuevamente el camino a esa tierra extranjera, donde me
aguarda el mensaje del amor…”
¡Suena
el silbato! ¡Ya partimos!
¡Adiós
Maestro!
¡Ya
sé! ¡Victoria recuerde! ¡No hay
distancias!
¡Somos
más que un puente entre su país y el mío!
¡Algo
más, que un lazo entre dos mundos que no
tenían conexión!
¡Si!
¡Lo sé Maestro! ¡Cómo aquella vez, está leyendo mi mirada!
¡Ya
partimos!... ¡Permítame tomarle un su segundo su mano!
¡Te
conozco a ti por lo que he aprendido a conocerme yo!
¡Usted
lo dijo! ¡Algo maravilloso vendrá, no importa lo oscuro que esté el presente!
¡Cada
vez que se dificulta el camino, recuerdo sus palabras!
¡No
se preocupe! ¡Continúe su camino, Victoria!
¡La
tierra es insultada a cada instante, y ofrece las flores como respuesta!
¡Fue
un día que yo no lo esperaba!
¡Usted
llego!
¡Sentí
la necesidad y amablemente se instaló en mi casa! ¡Dejó sellado cada uno de los
eternos
y fugaces instantes de mi vida!
¡Son
días ya lejanos, frente al río, cuando el atardecer nos reunía, cuando no
existían las distancias!
¡Usted
lo dijo! ¡Palidecerá la madrugada, surgirá el día ,nos miraremos a los ojos
y
cada uno seguirá su camino!
¡Cuando
se fue lo acompañé al puerto…!
¡Mientras
el barco se alejaba, quedé inmersa en la música de sus enseñanzas!
¿Cual
fue mi mérito, Maestro, para merecer su
recuerdo?
¡Aquel
día, antes de subir al barco me abrazó, repitió una y otra vez!
“¡Cuando
mi voz calle con la muerte, mi corazón te seguirá hablando”
¡En
un segundo parte el tren y su imagen se perderá entre la gente!
¡Nunca
lo olvidaré!
¡La
primera luz de la mañana, está enredada a mi ventana, como en aquellos días!
¡Aquí
tengo la carta!
“…Venga
a verme, antes que sea demasiado tarde…”
¡Como
no venir ¡ ¡Si Usted nos ha hermanado para siempre con lo desconocido!
¡Debo
subir al tren! ¡Lo llevaré para siempre conmigo!
¡Despierta
Victoria! ¡Despierta con el sol! ¡Jamás te entregues!
¡La
fe, Victoria! ¡La fe, es el pájaro que canta, cuando el amanecer aun está
oscuro!
Fin
Excelente escrito!!!
ResponderEliminar