"La imaginación está hecha de convenciones de la memoria. Si yo no tuviera memoria no podría imaginar". Jorge Luis Borges

martes, 7 de noviembre de 2017

El espejo

Un boceto de Roque Vega
EL ESPEJO
Roque Vega

Silencio, dos vueltas de llave y la clave de la caja.
Andrés cruza el salón.
El camarero apaga las suntuosas lámparas. -¡Hasta mañana, señor! Saluda la encargada del guardarropa. Un segundo después lo hace el camarero.
Solo en el salón.
Andrés enciende un cigarrillo, llena la copa. El gran espejo  lo muestra en el centro de la imagen; detrás  el palco, mesas, sillas…
Se acerca al ventanal.
Fija la vista sobre Brown; se le antoja que la avenida  continúa más allá del puente. Desvaneciéndose entre  Lejanos sonidos que se pierden en su callejón del suburbio; EL bullicio de los pibes, esquina, barro, inundación… Los bolsillos llenos de bolitas…el tren de la Ensenada metido en nuestras calles… Baldío, pelota y terraplén…
Subido a un banco espiaba. Lo atrapaba el baile, la magia de la música y esos cosos del segundo patio milongueando hasta el amanecer. Uno, dos, tres, cuatro, repetía una y otra vez intentando imitar los pasos.
Ahora, su luna de terraplén se desvanece sobre  un horizonte sin bodegones, barcos  ni puente.
Un sorbo de champán…
A través del ventanal, lejanos ecos con sabor a tango. Aroma a jazmín. El tiopa del convento. La alegría del mate y las tortitas negras de la panadería de California; la vieja  los domingos  iba temprano….
Entre  el humo del cigarrillo extrañas esquinas confluyen  en los rincones de su historia musitando el viejo tango.
Risas, aplausos, noche a noche hacían ronda para verlo bailar.
Vacía la copa. Sonríe. 
El silencio se recuesta sobre el espejo confundiendo el esplendor del salón, con el  pobre y brumoso  club con pista de cemento! ¡Sábado a la noche, perfume  de frasco grande, timbos bien lustrados, el jetra pa´ la milonga, lengue y aquella mina que apoyó el dolor sobre el blanco pañuelo!
¡Allá, la cortada, donde ensayó quiebres y firuletes! ¡Sobre esa esquina, juró el amor que jamás cumplió!
La noche destiñe en gris los años reos en el conventillo ¡Bajo el parral ensayó los primeros cortes! ¡Cuando los lompas largos y Julia, la piba de la zapie del fondo, lo hizo sentir hombre! - ¡Vamos! Le dijo, y así aprendió el amor y los pasos que lo sacaron del convento.
Después, luces, lujos, apresurados romances, pasiones y olvidos repetidos diariamente.

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